Lo mío es el mar y sus colores. Y todo lo que hago tiene relación con ese binomio que surge entre la naturaleza y el arte, dos fuerzas complementarias y contrapuestas a la vez. De este encuentro entre lo humano y lo natural nacen piezas únicas que simbolizan la vida y su eterno círculo.
Reciclaje para crear vida. Los materiales que utilizo provienen del mar, saben a arena y roca, a infinitud, a sosiego, a detalle, a tiempo y espacio.

Docavo
Docavo
Lo mío es el mar y sus colores. Y todo lo que hago tiene relación con ese binomio que surge entre la naturaleza y el arte, dos fuerzas complementarias y contrapuestas a la vez. De este encuentro entre lo humano y lo natural nacen piezas únicas que simbolizan la vida y su eterno círculo.
Reciclaje para crear vida. Los materiales que utilizo provienen del mar, saben a arena y roca, a infinitud, a sosiego, a detalle, a tiempo y espacio.

¿Tienes algún proyecto relacionado con el mar?

    Todo empezó en el mar. Yo lo veía con mil tonos verdes y la gente decía que era azul. Decidí investigar, me puse a bucear y empecé a ver un sinfín de colores suaves, casi iguales, cortados de repente por pinceladas de brillo en movimiento que se afanaban por colarse entre las rocas.
    Lo ví claro. Lo mío era el mar.
    Lo lógico es que hubiera estudiado para pescadora, pero tuve que conformarme con ingeniero agrónomo y un máster que me capacitaba para vivir con los peces. En realidad ahí empezó mi madurez. No eran los peces, ni las rocas, ni el agua. Eran los colores. Me gustaban los colores.
    Pero yo no quería solo un color, quería mi color. Y así nació Docavo. Cuadros, esculturas, dibujos… en los que quiero compartir los colores y las formas que veo. Un poco de paz entre tanta histeria.
    Ana Docavo
    Ana Docavo
    Todo empezó en el mar. Yo lo veía con mil tonos verdes y la gente decía que era azul. Decidí investigar, me puse a bucear y empecé a ver un sinfín de colores suaves, casi iguales, cortados de repente por pinceladas de brillo en movimiento que se afanaban por colarse entre las rocas.
    Lo ví claro. Lo mío era el mar.
    Lo lógico es que hubiera estudiado para pescadora, pero tuve que conformarme con ingeniero agrónomo y un máster que me capacitaba para vivir con los peces. En realidad ahí empezó mi madurez. No eran los peces, ni las rocas, ni el agua. Eran los colores. Me gustaban los colores.
    Pero yo no quería solo un color, quería mi color. Y así nació Docavo. Cuadros, esculturas, dibujos… en los que quiero compartir los colores y las formas que veo. Un poco de paz entre tanta histeria.